miércoles, 13 de febrero de 2013

Encuentro Semanal en el Brocal: 40 días de GRACIA


Cuaresma es para los cristianos la renovación anual de la llamada a la Conversión. El anuncio del Evangelio abre una posibilidad hasta ese momento insospechada: el mundo, a todas luces insatisfactorio, en el que estamos inmersos no es una fatalidad a la que resignarnos. Es posible un mundo que no esté regido por los poderes de turno: los ejércitos y las armas; los que se han apropiado los recursos destinados a todos; el mercado convertido en ley suprema; el interés el bienestar y el placer propios como ídolos a los que sacrificar vidas inocentes. 

Que el Reino de Dios está llegando significa que “otro mundo es posible”. No un mundo mejor, un mundo nuevo. Para hacerlo realidad es necesaria la conversión: cambiar el rumbo de la vida hacia las nuevas posibilidades que abre el anuncio del Reino de Dios; transformar el corazón consintiendo a las energías renovadoras que la Presencia de Dios libera en nuestro interior

La tradición de la iglesia ha resumido los rasgos de la nueva forma de vida en tres ejercicios cuaresmales
  1. La oración, es decir, la práctica de la escucha y la acogida de la Presencia de Dios en nosotros, ese ideal de Verdad, de Belleza, de Bien, que anhela lo mejor de nosotros.
  2. El ayuno, es decir, la sobriedad, la reducción a lo verdaderamente necesario, el desprendimiento de tantas cosas que tienden a ocupar indebidamente el centro de nuestra vida. 
  3. La limosna, es decir, la atención a los otros y a sus necesidades y la disposición a compartir con ellos la vida como única forma de realizarla de acuerdo con el designio de Dios. 

 Juan Martín Velasco en ¡Ojala escuchéis hoy su voz!, (Ed. PPC, 2012)

No hay comentarios:

Publicar un comentario