martes, 13 de noviembre de 2012

Carta 1 de Maria Inez (Superiora General IHS) a los Laicos


 JHS

SUPERIORA GENERALE

Figlie di Gesù


R. 488/07

Roma, 15 de julio de 2007

CARTA Nº 1

A TODOS LOS LAICOS Y LAICAS UNIDOS POR EL CARISMA DE LA MADRE CÁNDIDA


Queridos hermanos y hermanas que compartís con nosotras una misma esperanza:

Desde que acabamos nuestra Congregación general XVI estoy deseando escribiros esta carta. Como he tenido compromisos urgentes no he podido hacerlo antes pero ahora, antes de viajar para un tiempo un poco más largo, llega la hora de mi primera comunicación con vosotros, lo que me da mucha alegría.

Lo primero que quiero deciros es MUCHÍSIMAS GRACIAS, en nombre de todas las Hijas de Jesús. Agradeceros la colaboración diaria a los que estáis hombro con hombro con nosotras en la bonita tarea educativa que llevamos en común y que la vivís como una verdadera misión cristiana, según la intuición y el estilo de la Madre Cándida; agradecer la colaboración, no menos generosa, de los voluntarios y voluntarias que, con  muchísima generosidad, entregáis lo mejor de vosotros mismos, en tiempo de vacaciones o incluso durante algunos años de vuestra vida, para colaborar con nosotras de corazón, con vuestra presencia y con ayudas de todo tipo, en nuestras presencias apostólicas junto a los más desfavorecidos; daros las gracias a vosotros que, respondiendo a una llamada especial, compartís con nosotras también el modo de vivir y expresar vuestra propia vida cristiana desde la espiritualidad de nuestra Madre Fundadora. Os ponemos a cada uno de vosotros junto al Padre y pedimos que sea Él quien os dé las gracias en nuestro nombre, regalándoos todos los dones que cada uno necesitáis para vivir con ánimo siempre renovado y en verdadera fraternidad universal.

De un modo muy especial quiero, a través de esta carta, agradecer la rica y seria colaboración que nos habéis dado de cara  a la Congregación general XVI (C.G.) que celebramos en el mes de mayo pasado. Con ocasión del primer encuentro de laicos, en Salamanca, hace un año, la H. Pilar Martínez, entonces nuestra Superiora general, hizo una consulta a los laicos que allí os representaban con el objetivo de ayudarnos a ver nuestra realidad congregacional, evaluar nuestro modo de estar y actuar en la misión y proyectar un futuro de mayor fidelidad a lo que el Señor nos pide. Las respuestas que nos distéis fueron todas recogidas y sintetizadas en un documento que formó parte del material que se nos entregó a todas las participantes en la C.G. para la reflexión, oración y discernimiento.

Verdaderamente fue uno de los materiales que más nos impactó porque reflejaba con mucho cariño tanto nuestras cualidades y fuerte empeño en la misión, como nuestras flaquezas e infidelidades, apuntando los aspectos en los que hemos sido menos testimonio de Evangelio, apartándonos del carisma que tanto amamos y queremos trasmitir. Varias veces nos referimos a esta aportación vuestra en las asambleas plenarias de la C.G. y, ciertamente, experimentamos la alegría de sentir vuestra presencia viva y valiosa en nuestros discernimientos y deliberaciones.

Otro aspecto que deseo tocar en esta carta es que la Congregación general XVI, como vais a poder ver, en  puntos concretos de los documentos que de ella han salido, presentan también llamadas y desafíos para vosotros, los laicos y laicas que participáis de la fe, la esperanza y la acción amorosa en favor de los demás. Somos una familia y nuestra misión es común, por eso también somos llamados a crecer juntos y a vivir cada día con más verdad aquello que Dios nos va diciendo y revelando. Ya sabemos, fue el mismo Jesús quien nos lo anunció, que es propio del Espíritu Santo ir revelándonos poco a poco la verdad, en la medida en que la podamos ir comprendiendo. Mi deseo es que, tanto nosotras, las Hijas de Jesús, como vosotros abramos los ojos y los oídos a las novedades del Espíritu y, con generosidad, nos esforcemos por seguirlas.

Al leer de modo actualizado la Fórmula de nuestro Instituto, documento en el que la Madre Cándida plasmó la esencia de nuestra vocación en la Iglesia, expresamos uno de los aspectos que encontramos como una llamada actual para todos nosotros: buscar caminos de difundir y compartir el carisma, con apertura a nuevas posibilidades. Desde ahí, os invito a dar continuidad con nosotras a esa búsqueda, para que podamos encontrar lo que hoy nos pide la fidelidad creativa de nuestro carisma.

Sigamos en ese camino de colaboración mutua porque el Evangelio de Jesucristo o se vive con sentido de comunidad, que se completa desde los diversos prismas o vocaciones, o corre el riesgo de volverse parcial y dejar de ser de Jesucristo para ser de algunos. Toda comunidad cristiana está llamada a llegar a todos, a abrirse siempre más, a vivir con la “manía” de incluir a los más olvidados. Animémonos, estrechemos de nuevo nuestras manos y, hombro con hombro, prosigamos nuestro camino. En este sentido, renovemos nuestro ser de educadores siendo hombres y mujeres para los demás, sintiéndonos parte integrante de un universo mucho mayor.

Tengo la seguridad de que, en cada provincia, las Hijas de Jesús cuidaremos el ser apoyo y estímulo para los grupos que vosotros, con audacia y creatividad, formasteis o vais formando. Poco a poco, a partir de la reciente experiencia de la C.G. XVI, iremos conociendo nuevos aspectos y formas de colaboración. Que el Señor y nuestra querida Madre Cándida nos enseñen a ser ayuda y apoyo mutuo en cada momento de este camino de fidelidad en común.

Un abrazo muy cariñoso y la certeza de que rezo por vosotros, por vuestras familias y por vuestras preocupaciones particulares. 








No hay comentarios:

Publicar un comentario